Así reza una pancarta a los nuevos llegados (o no tan nuevos para el país) en el aeropuerto de Memmingham, diminuto hangar en medio de campos, campos y campos verdes separados meticulosamente entre si por zanjas estrechas, rectas que sugieren una racionalidad que se respira casi antes de aterrizar... Aterrizaje casi perfecto de no ser por la ya mítica y odiosa trompetita de los vuelos de Ryanair (estafadores en toda regla, todo sea dicho).
Aterrizados, con las maletas, y sentado en el autobús que nos dirijirá hasta el centro de la ciudad, Hauptbahnhof (la estación central). Una hora en medio de un letargo extraño, debatiendome entre el sueño infernal, el dolor de cuello causado por la hora y media de vuelo y entre las ansias de ver un nuevo pais, conocer nuevos paisajes y dejar impresionar mis ojos con el verde y frondoso de los bosques que hay a lado y lado de la autopista. Autopista que no marca límite de velocidad a excepción de tramos muy bien indicados, regla la qual parece ignorar el señor que conduce el autobús, ya que no hemos pasado de los 90 Km/h en una hora y media de recorrido. Finalmente llegamos a la ansiada estación central en la que nos esperan nuestros dos colegas de prácticas, Xavi y Nathalie… Contento pero cansado empiezo un recorrido entre sus palabras que me explican que tal su experiencia en un tiempo récord y todas las imágenes que me bombardean alrededor. En el metro, en el tren, mapas, nombres que he de tratar de recordar que se me antojan inpronunciables y que ahora, a tres días de haberlos visto por primera vez me parecen de lo más normal…
Después de una odisea para encontrar nuestras respectivas residencias nos instalamos y la primera que conseguimos encontrar es la de Lali, mi compañera de viaje. Lali tiene la suerte de conocer a sus compañeros de piso nada más llegar, hasta le han escrito un mensaje de bienvenida! Convive con un par de chicos alemanes, un colombiano del qual aun no recuerda el nombre y la silenciosa Nadine… O almenos eso esperamos “Because your room is next to mine, so, you know? Take care with noises…” Ejem… Sin comentarios.
Ahora me tocaba el turno a mi, pero… en mi piso no contestan a la llamada de entrada “Hallo? Is there anybody there?” repetidas veces… pero parece que no hay nadie. Bueno dispongamos las pertinencias en la habitación, un poco sosa, la verdad… Cama pequeña, ventana muy grande, armario excesivamente enorme para un mes (lástima!!) ... y investigando SORPRESA! Pero si hay sábanas, que suer… qué MALA suerte, son sábanas sucias!! Mañana me comparré unas nuevas, junto con las toallas, hoy me tocará dormir sobre el nórdico (Lástima que no sea un nórdico rubio...). Bueno, intentaré localizar a alguno de mis compis de piso, creo que oigo alguien en la cocina.
Qual fue mi sorpresa al abrir la puerta de mi habitación que, efectivamente allí se encontraba un chico, con gafas. Parece simpático… “Hallo! It’s Eric, I’m the new…” –“(seco como la mojama) Hallo…” Y se mete en su habitación, seguido de un bárbaro portazo. Cojones con el compi… suerte que parecía simpático por qué llega a parecer borde y directamente me saca un ojo con la cucharilla del café. Vaya tela… Y este es el momento en que me acuerdo del cartel del aeropuerto, que tan inocentemente rezaba…
WILLKOMMEN!!